lunes, 10 de junio de 2013

EL MUNDO.

Articulo "El mundo" 
No es de extrañar que la Luna fuese la elegida por nuestros ancestros para inspirar sus primeros calendarios: el satélite terrestre es muy fácil de observar a simple vista, cambia de aspecto todos los días y sus ciclos permiten prever –aunque no con total exactitud- la llegada de una nueva estación, algo que los humanos de la Prehistoria debían tener muy en cuenta si no querían poner en riesgo sus vidas.
Aún hoy, cuando no dependemos del movimiento de los astros para dividir el tiempo, la medida del mes -es decir, de una luna- sigue siendo muy útil: la usamos para cobrar nóminas, pagar facturas e hipotecas, planear cuánto nos va a llevar concluir un trabajo o incluso poner límite a nuestras vacaciones. 

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